miércoles, 7 de mayo de 2014

Pinta y Colorea

   Voy a hablar de dibujar. Cualquier niño en su infancia aprende a pintar en un papel figuras, objetos, rayas, círculos y todo lo que su floreciente imaginación esté maquinando en ese momento. Y también, quizás en otra fase de aprendizaje más avanzada, utiliza diferentes colores para mejorar sus obras. ¿Y si se le da al niño un mapa para que coloree los diferentes países? El niño, encantado, pero, ¿y si se le dan al niño solo cuatro colores diferentes?, ¿podría colorear todos los países de forma que dos países con frontera común tuvieran diferente color?
   Vamos a pensar esta pregunta durante unos momentos. Parece fácil, ¿verdad?
   Algo tan simple que incluso un niño de corta edad podría hacer en una tarde con cuatro rotuladores, encierra tal grado de dificultad en demostrarlo que se convirtió, durante muchas décadas, en una conjetura (afirmación que parece ser cierta pero que no ha podido ser demostrada hasta la fecha). Incluso un siglo después de su enunciado, la demostración (1976) no está del todo aceptada porque sin el uso computacional es casi imposible, lo que da pie a que no se considere una demostración empírica. Por ejemplo, el teorema de la curva de Jordan es muy difícil de demostrar, muy extensa esa demostración y con una dificultad extrema (que me lo digan a mí que lo viví en los últimos años de carrera) pero se pudo hacer en su momento “con papel y lápiz”, que es de lo que se trata. Con la enorme potencia de cálculo computacional actual, la demostración de lo que se llama el teorema de los cuatro colores, requiere horas (la demostración inicial duró 50 días) pero incluso se ha conseguido establecer una prueba “con papel y lápiz” pero requiere meses y la combinación de complicadas y no del todo probadas teorías matemáticas. Otra cuestión sería plantear qué es realmente una demostración...
   Otro claro ejemplo del vital uso del ordenador es el teorema de la clasificación de los grupos simples finitos ya que es imposible su demostración a mano.
   Con el teorema de los cuatro colores tenemos otra dificultad añadida respecto a otros potentes resultados: el de los cuatro colores “se ve”, es decir, podemos coger un mapa geográfico, cuatro rotuladores y ponernos ello, no es un teorema que involucra ideas abstractas o una base matemática muy complicada como, por ejemplo, el mencionado anteriormente.
   Hay que resaltar que no es uno de los 23 problemas de Hilbert, al igual que otras conjeturas tampoco lo son, aunque podría considerarse como una parte del problema número 18.
   Una rama relativamente moderna de las matemáticas que se llama teoría de Grafos es la que permite la demostración del teorema de los cuatro colores. Sin entrar en detalles escabrosos, simplemente decir que un mapamundi tridimensional, es decir la esfera del globo terráqueo, se puede proyectar en el plano, en un papel con un mecanismo llamado “proyección estereográfica” para poder empezar a colorear y que la parte fundamental de la demostración del teorema se basa en la fórmula de Euler que establece que, en un poliedro, el “número de caras – número de aristas + número de vértices = 2”. En nuestro caso de tratar con mapas, la fórmula es “número de regiones – número de líneas frontera + número de puntos de encuentro = 2”.
   Acabo ya, con estas breves pinceladas, comentando que el teorema de los cuatro colores involucró a muchos científicos ilustres del siglo XX y, como he comentado anteriormente, sin la ayuda de los ordenadores no podría haber sido probado algo tan aparentemente sencillo.

   Ahora ya podéis darle a vuestros hijos, sobrinos o nietos, un mapa y decirles que lo pinten y les dais solo cuatro rotuladores de diferentes colores. Si os afirman, inocentemente, “con cuatro solo no voy a poder, dame más colores”, podéis contestarles “apáñatelas con cuatro, que sí se puede”.