jueves, 9 de octubre de 2014

¿Hasta Cuándo?

   Esencial para la evolución del ser humano es su capacidad de comprender lo que le rodea y obtener, por ende, beneficios. Pero el tiempo, como ente propio, es el gran infravalorado y vilipendiado aunque no siempre ha sido así desde los albores de la humanidad; las pinturas rupestres, las grandes pirámides egipcias, el lenguaje escrito,… fueron creadas conscientemente para durar el máximo tiempo posible sabiendo que ese límite temporal llegaría y sería rebasado por otro estado temporal al que le sucederán otros y otros. Y antes que esas capacidades humanas para atemporizar al máximo su existencia, hubo otros tiempos precedidos de otros anteriores… hasta lo que se conoce como el momento inicial, el Big Bang.
   Mis pensamientos están con la corriente vanguardista científica que afirma que el universo es no finito, temporal y cíclico, es decir, el Big Bang fue consecuencia del colapso de un universo que no era ni anterior ni posterior sino existiendo en un estado paralelo. Cuando digo “no finito” no me refiero a que no tenga un lugar fronterizo físico, hablo a nivel topológico, a nivel de lógica “fuzzy” (difusa). Para aclarar el término lo más sencillamente posible, en topología existen los elementos que están dentro de un conjunto, los que están fuera del conjunto y los que pertenecen a la frontera del conjunto pero también existen conjuntos que tienen elementos que no están en ninguno de esos sitios, son elementos que están en la parte `difusa´ del conjunto. Esta explicación es, metafóricamente hablando en cuanto a sencillez, similar a afirmar que un coche es solo algo con cuatro ruedas.
  Por tanto, el tiempo es el único concepto del universo que no depende de otros conceptos porque, absolutamente todo lo físico que existe depende, en último término, del tiempo. Incluso aspectos no físicos como el movimiento, la gravedad o la distancia dependen del tiempo.
Respecto al hombre, lo único que puede afirmar categóricamente en relación con lo que le rodea, es que sabe que morirá. Todo lo demás de su existencia, a futuros, es relativo. Esto podría dar para escribir libros filosóficos pero solo pretendo estimular las mentes inquietas para que cada uno se plantee estas y otras cuestiones interesantes.
   Cuando el ser humano sea capaz de comprender y asimilar su relación con el concepto “tiempo”, entonces podrá ser inmortal y viajar al futuro y al pasado, con todo lo que ello conlleva, la pregunta clave es, por tanto, si merece la pena entender al tiempo.

   Dicen que el tiempo todo lo cura pero yo afirmo que el tiempo todo lo destruye: los seres vivos, el planeta, las galaxias, los cúmulos de galaxias y el universo entero será devorado por el tiempo y surgirá otro universo al que le sucederá exactamente lo mismo. ¿Hasta cuándo? El ser humano no tiene capacidad para responder a esa pregunta. Así pues, a las preguntas básicas que se plantea el hombre sobre su existencia, que son: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos? (curiosamente ninguna involucra al concepto tiempo), hay que añadir una más, ¿hasta cuándo?.
Nota: esta reflexión se iba a titular "Mañana afirmaré que comeré pan de ayer" pero he preferido crear incertidumbre titulándola con una pregunta para crear más inquietud, aunque "mañana..." también da para pensar un rato.